6.2.14

Febrero.

Últimamente escribo poco, estoy algo perezoso y además el invierno me vuelve imbécil. El frío me deja un poco tumbado, me cuesta salir de la cama, por el peso de los años y sobre todo el peso de la colcha y el edredón.
Tengo una cama un poco celosa que no termina de ver bien mi relación con el sofá y otros muebles de la casa.
Mis días pasan un poco monótonos últimamente, no tengo demasiada cabeza para trabajar, estoy volviendo a tener algunos problemas de concentración, y aunque intento todos los días salir de casa y estar un poco activo, con la humedad y el frío en ocasiones cuesta un poco.
Intento editar un poco, hacer algún tutorial, juego a la consola, leo, veo alguna serie, salgo a la compra, cocino, veo a Pau, intento quedar con amigos, pero cuesta todo un poco, es como llevar pesos en las extremidades, como una cuerda elástica conectada a mi cama que cuanto más me alejo, más me cuesta estirar.
No nos engañemos, sigo siendo un dios del sexo, para eso siempre tengo fuerzas, faltaría más. Y disfruto cada minuto fuera de casa, pero siempre hay una especia de subgrave, como si la banda sonora de mi vida fuera la de una película de Lynch, que me recuerda que la cama me llama, que estoy cansado y que pronto, mientras todos seguís emborrachándoos, yo me tengo que ir a casa, a descansar un poco, como un señor mayor.

Se acercan los dos años del transplante, la ITV, las dos semanas de visitas al hospital, y de recordarlo todo más intensamente, como si fuera ayer. Momentos difíciles, que cada vez cuestan un poco menos, y en cierto modo un poco más.
Pero no todo en Febrero pesa, cosas buenas pasaron hace un año, cosas que no esperaba que pasaran y que me han dado la vida este año, algo con lo que no hubiera aguantado todo lo que he aguantado. No entro en detalles, ella sabe lo que es, y si habéis seguido el blog, vosotros también.

De todos modos llega la primavera pronto, y con lo optimistas que somos en Madrid, las terrazas y el salir sin llevar doscientas capas de ropa. Camisa, chupa de cuero y a tomar algo con los amigos al aire libre, montar en bici, salir a correr, estar más activo, un poquito más vivo.


Va todo bien, como no podía ser de otra manera, pero las cosas, todas, cuestan un poquito más.