21.11.12

Alta velocidad Española. / +271


Vuelvo al tren, después mucho tiempo pudiendo viajar sólo en coche. Un paso más cerca del avión, un salto más cerca del extranjero.
Sensaciones extrañas, de nerviosismo y familiaridad, de libertad, en cierto modo.
La retirada de los corticoides, el encierro en casa por el catarro, el no poder tener una vida normal, estar atado a una mascarilla, depender para todo de mis padres, me estaba matando, necesitaba por lo menos romper alguna de estas cosas.
Y la más fácil es siempre salir echando ostias de casa unos días, ver a los amigos que pueda, comenzar la escuela, hacer algo de curro.
Voy a pasearme Barcelona de arriba a abajo, todo lo que la lluvia me permita. Van a ser 10 días intensos, cosas que hacer, gente que ver, no será suficiente, como nunca lo es, pero ahí estará.
Veo hileras de arboles que empiezan a amarillerar por la copa, campos labrados, ya hemos pasado Zaragoza, y el cielo está jodidademente precioso.
Nubes grises, claros, rayos de sol que parecen sólidos, que se clavan en el suelo. 
En mi escuela se dice que "todos los que trabajan en moda creen que el mundo es una pasarela, y todos los de video os creéis que estáis en un videoclip". 
Lo de la gente de moda, está claro, lo de los de video, sólo cuando los elementos se combinan para ello, como ahora.
Resulta extraño que la cadencia del tren, de los postes que pasan, el cambio de luminosidad, de paisaje, de color, del verde al naranja, tierra o gris, rezume una melodía y un ritmo tan claros, tan contundentes, todo tan bien editado que parece que es un plano secuencia, ni me he dado cuenta de que he ido a mear a mitad de post, en planos cortos. Cremallera, chorra, chorro, cremallera, cadena, limpieza de manos, ordenador, paisaje, musicón.
El paisaje se va industrializando, y surgen fábricas entre hileras perfectas de Olmos que cada vez están más amarillos. El cielo se cubre, entramos en una zona brumosa, la verdad es que lo he clavado con la lista de reproducción.
A mi derecha una mujer se ha dormido y su barbilla se ha fusionado con sus tetas, no se cómo puede respirar con semejante apretón pectoral que debe llevar para tenerlas así de altas a su edad, la lencería (cirujía) hace milagros estos días supongo. En el asiento de delante un hombre lee La sin-Razón, no entiendo nada, como siempre que le echo un ojo a La Razón, aunque no entiendo nada de ningún periódico estos días.
De pronto el cielo se ha cerrado, entre grises y blancos, y en el suelo sólo arboles, verde oscuro, casi marrón, de hoja perenne, y empieza a llover.

Y yo a cansarme y querer leer un maravilloso libro de Errata Naturae sobre videojuegos que haga despertar el friki que hay en mi.
Si es que hace falta despertado.