27.4.13

¿Qué coño hago conmigo? / Se acabo el contar los días.

Últimamente estoy dándome cuenta de que el blog ya no cubre mis necesidades de expresión, que se me está haciendo repetitivo y absurdo, que mi vida se mueve despacio y deprisa a un ritmo que la temática única de enfermo que me traigo por aquí ya no puede sostener.
Empiezo a estar harto de mirarme el ombligo todo el rato, de quejarme, de darme ánimos, de contar lo que pasa en sólo uno de los muchos ámbitos que ahora tiene mi vida.
Una vida en la que por fin, aunque el tiempo se mueva muy despacio, están pasando cosas muy interesantes. En la que el hospital es casi anecdótico y donde los problemas reales empiezan a estar relacionados con otros aspectos, así como las inquietudes.
Se que muchos de los que me leen han llegado aquí para saber como es la vida de un enfermo después de un transplante, o por información o porque han caído en una búsqueda random de Google mientras buscaban algo que no tiene absolutamente nada que ver con esto, pero por algún motivo se han quedado. El contador de visitas me dice que hay una media de 250 de vosotros que me leéis siempre, aunque no comentéis nada, vagos, ya lo he dicho. A todos vosotros espero que el cambio de dirección que voy a pegar en cuanto a textos, seguiré escribiendo yo pero no sólo de lo enfermo que estoy o lo bien que me lo paso, no os moleste, y si lo hiciera, con todo el respeto os digo que este es mi espacio y al fin y al cabo escribo lo que me sale de los huevos, según me sale, con su lenguaje nada remarcable y sus fallos de redacción.
Esto lo que necesito ahora y es lo que hay, veremos como va la cosa, lo que se es que necesito el blog, y no lo voy a cerrar.
Cualquiera que quiera saber algo, hacer alguna pregunta personal, tenga dudas de procedimientos médicos, rutina, o necesite hablar con alguien sobre lo que es vivir con esta enfermedad, sigo aquí, y no soy el único. Un mail siempre será respondido.
Esto es todo por el momento.

22.4.13

Despierto toda la noche. / 1 año 52 días.

Llevo un par de días dándole vueltas a la nueva canción de Daft Punk, que si bien como dice Victor "no nos ha roto el culo", es un tema bastante bueno.
Han sido un par de días especialmente buenos después de una semana curiosamente mala, mas que mala incomoda. Noticias buenas en uno de los médicos, decepcionantes en otro, y un karma jodido que, hablando en plata, me está dando un poco por el culo últimamente.
La canción habla básicamente de esperarte a que las tías estén borrachas para echar un polvo al final de la noche. Dicho con estilo rollo Pharrel, pero vamos, "I'm up all night to get lucky" (Me quedo despierto toda la noche para tener suerte (echar un polvo)).
Mi proyecto final avanza despacio, se arrastra más bien, me está costando concentrarme y trabajar, creo que he asumido que a Julio no llego y que voy a presentar en Septiembre. Una pena porque necesitaba tener el verano libre, pero no parece que vaya a poder ser.
Últimamente me siento como caminando por una pasarela de tablas de madera, acompañado por una fila de personas a cada lado, formando una avanzacilla titubeante y lenta, una masa inestable de gente que se precipita por los extremos de la pasarela, caen a mi alrededor y siento como si todo apuntase a que voy a ser el siguiente, asusta, angustia un poco, es como andar sobre hielo quebradizo. Oyes crujidos a tus pies, resbalas, te levantas con cuidado, haciendo equilibrios con las manos para no volverte a caer, alguien te ayuda, se cae, desaparece y entonces sientes una vez más que aunque ahora estés de pie puedes ser el siguiente. Es una sensación de mierda, para que decirlo de otra manera.
Hago planes de futuro, muchos, pienso en un futuro, a la vez que veo que puedo no tenerlo, una dicotomía un poco extraña que en cierto modo me está jodiendo un poco la cabeza. Una sensación constante de que todo está en el aire, de que no puedo agarrarme con seguridad a nada. Quizá por eso con el proyecto no esté terminando de poner toda la carne en el asador y no le esté dedicando el 100% de mi tiempo, que es lo que debería hacer de una vez.
Atención Tsunami dicen en una canción que "hoy es primavera en todo el mundo", para mi es primavera en algunas personas, en algunos momentos, pero hay una especia de poso extraño de gris neutro que no soy capaz de quitarme de encima.
Supongo que lo que lleva pasando desde que empezó el año, las noticias que llegan cada 15 o 20 días de gente que no lo está consiguiendo me está afectando más de lo que quiero admitir.
Ella se ríe un poco de mi porque le digo que tengo emociones que no se gestionar, más bien se ríe de que use la expresión "gestionar" todo el rato, pero no se me ocurre otra manera de decirlo. Son sentimientos que no había tenido antes y que no sé muy bien que hacer con ellos, celos, ansiedad, miedo, desconcierto, no de golpe, si no como un zumbido a poco volumen que una vez has reconocido no puedes dejar de oír o como ese reloj de agujas en una habitación en el que no habías reparado antes y que ahora sigues casi con los latidos de tu corazón. También a veces tengo subidones de emociones cálidas de euforia que me dejan como drogado, golpes de optimismo, una bipolaridad un poco loca.
Esta siento una entrada rara, siento la necesidad de escupir algo, pero no sé muy bien qué es lo que quiero decir, no tengo claro lo que siento en general por todo lo que pasa, por como estoy haciendo las cosas, de alguna manera me da la sensación de que no las estoy haciendo bien, qué hay una formula que otros conocen y yo no.
Aunque la solución está bastante clara, ponerme a currar y dejar de pensar en gilipolleces.
Otro disco que estoy escuchando mucho estos días es el nuevo de Bowie, que se ha hecho rogar 10 años, pero nos hace volver a los arreglos de finales de 70 y a las melodías clásicas que siempre ha manejado con soltura y que hacen que todo parezca mas luminoso en canciones como "Boss of Me" o la increíble "Valentine´s Day", canciones que junto a un perro paseando por el río, una mujer increíble en el asiento del pasajero, una bici o un café con amigos te arreglan el día, despejan la mierda de emociones "difíciles de gestionar" y te enderezan un día raro, o como "(You Will) Set the world on fire" con la que te dan ganas de mandar a la mierda todo y liarla.

Supongo que tengo, como siempre, la solución delante de mi pequeña y redonda nariz o mordiéndome el culo. Tengo que concentrarme en el Proyecto Final, desocupar mi cabeza de todo lo que me está robando espacio mental sin aportar beneficio, como la ansiedad, el miedo, los celos, la pereza, así como Twitter, Facebook, series de mierda, y demás distracciones absurdas y empezar a leer, resumir, concretar, rodar, entrevistar y disfrutar con un proyecto que he elegido yo y que me gusta.
(Esto está quedando muy "convencete a ti mismo").

Tengo poco que contar y me da la sensación de que me repito, y me jode repetirme.
Voy a seguir leyendo y planeando entrevistas y esta tarde no se vosotros pero yo me voy a ver "La Caza" y regocijarme en las desgracias ajenas, aunque sean ficticias y salidas de la mente del mismo loco que parió "Festen".

Primavera, primavera.

6.4.13

Sobre el desplazamiento temporal en un espacio cerrado./ 1 año 37 días.

Imáginate que estás metido en una conversación con tus amigos, una de esas conversaciones en las que estás participando, haciendo comentarios brillantes, bromas, siguiendo el hilo, entendiéndolo todo, disfrutando.
Es una conversación cómoda, casi planeada, estabas preparado, controlas la situación y te manejas con total soltura.
Ahora visualiza un gancho enorme, como aquellas máquinas de juguetes con un brazo articulado y una garra que se cierra en torno a algún osito de peluche mal cosido, una de esas que suelen fallar y soltar el premio en mitad del viaje. Reluciente, metálico, frío, te agarra por el pescuezo y te levanta del suelo, te aleja del grupo de gente, cada vez son más pequeños, ellos miran, tuercen el gesto, alargan el brazo pero no lo suficientemente rápido, te agarran de los pies, hacen fuerza en sentido contrario, pero ni con la gravedad como una  fuerza más consiguen mantenerte en el suelo, así que continúan con la conversación.
La enorme garra metálica te coloca en un espacio acristalado un pequeño cubo con paredes gruesas y una pequeña ventana desde la que ves lo que ocurre fuera.
Tu grupo de amigos continúa con la conversación, pero no les oyes con la suficiente claridad, no terminas de entender lo que dicen.
Además de la distancia con ellos, las paredes de tu cada vez más pequeña pecera son demasiado gruesas como para que el resto del mundo penetre y llegue a tus oídos sin distorsión. Notas que te faltan las fuerzas, el aire, cada vez tu cerebro se va apagando un poco más, durmiéndose, se ablanda, no te das cuenta del todo porque ya estás casi totalmente fuera de la realidad. Tu linea temporal es otra y la conversación ha seguido sin ti.
De pronto las paredes de la pecera se abren, cuando más cansado estás, cuando la gente a tu alrededor parece que habla otro idioma, abren las puertas y ves la luz del sol directamente, sin filtro. Entonces el gancho te devuelve al centro de la conversación, cambiado, perdido y adormilado, vuelves a intentar coger el hilo, a recuperar la frescura, el ritmo. Parece que estás en otro país, tú gateas mientras los demás corren.
Entonces te levantas, alzas la voz, intentas correr también, te caes. Repites. Los otros no paran. El ciclo se repite una vez más, esta vez no te caes, no gateas, pero vas despacio, y los demás siguen hablando, siguen creciendo, y tú vuelves a caer, y esta vez te levantas más erguido.
Pero no es suficiente.
Y quieres más, lo quieres todo. Ahora.
Repites.
No es suficiente. Ahora, todo, en el momento, quieres más.
Vives todo con intensidad, no mucha más que antes porque siempre has estado un poco desquiciado, siempre has sido un animal,  sigues disfrutando, pero ahora siempre desconcertado un poco a remolque.
Cada vez entiendes un poco más de lo que se habla a tu alrededor, vas tarde y lo sabes, pero vas comprendiendo qué es lo que pasa.
Hay quién se para a explicarte las cosas, ""lo en-tien-des?", te hablan alto y despacio. Y tú lo entiendes, claro que lo entiendes.
Repites.
Y quieres más. Lo quieres todo ahora.
No es suficiente.
Los demás siguen corriendo, tu trotas. Los demás hablan, tú escuchas.
Repites.
Y quieres más. Y nunca es suficiente. Todo, ahora, ya.
Repites.
Y cada vez estás más cerca.

3.4.13

IRA. / Un post que no tiene nada que ver con estar enfermo.

(Enfadados todos exageramos mucho, una amiga me ha dicho que este texto es muy de loco, quizá un poco lo estoy, pero os prometo que no llegaría nunca a hacer lo que a veces pienso, aunque pensarlo ya sea algo preocupante. Soy un tio pacifico, todo amor y comprensión, de verdad, lo prometo.)

- Quiero matarlo, te lo juro, quiero que desaparezca de mi vida. Hundir su puta cabeza en el barro y no soltar la mano hasta que deje de moverse.
-¿En barro?¿Le quieres ahogar en barro?
- Es que quiero que se ensucie también. Que muera sucio. Embarrado.
Llovía, no había caído una gota en todo el día, estaba soleado, casi cálido pero ahora llovía como si el mundo se fuese a acabar. Había sido un buen día hasta entonces, todo había ido rodado. Chupa de cuero, zapatillas ligeras de lona, un largo paseo y una visita al médico que se había saldado con un gran consejo, más sexo y más bici.
Había comido bien, había empezado a leer un par de libros interesantes para unos proyectos de futuro, había visto a una mujer preciosa volverse aún más bonita, había tocado la guitarra, buena mierda además, habían salido un par de canciones curiosas.
Pero ahora la ira se arrastraba por sus venas como un veneno, como una salsa espesa que hacía a su corazón latir con más fuerza, con más intensidad. Su cerebro se estaba emponzoñando, su amigo le miraba asustado, sin saber bien que hacer.
- Estoy muy hasta la polla de esta mierda, no sé de dónde cojones sale esta gente, a qué coño se dedica, qué hace con su vida que tiene que andar tocándome a mi las pelotas.
- Hombre, no es por joder, pero te lo has buscado tú solito.
Sus manos se cerraban en dos puños apoyados sobre la mesa mientras él trataba de esquivar la mirada de su amigo. Todo se nublaba, una neblina roja que hacía que la violencia, como única solución, cobrase aún más sentido. Estaba en desventaja, la ira hacía que no pensara con claridad, quería matar o morir, tenía calor, sudaba.
La lluvia golpeaba la ventana como queriendo recordarle que tenía una misión, un repiqueteo que en su cabeza sonaba como un bombardeo, como una confirmación de que todo lo que quedaba por hacer era matar o morir.
- Matar o morir Manu, matar o morir, no encuentro otra solución a esto.
- Piensa en cosas bonitas tío, no sé, pechos, Potente, ¿pechos potentes? O si no en la carcel, barrotes, jabón, duchas.
Dos imágenes en su cabeza, Potente y duchas, estaba un poco más calmado, pero ahora se había puesto cachondo.
El té aún humeaba en la taza delante suyo. El local era gris azulado, con unas mesas de madera aparentemente recogidas de la calle, las sillas también, sin casar unas con otras, eran restos de otros locales, otros espacios, que junto con la barra y una estantería de farmacia antigua o de archivador de cajón pequeño que ocupaba toda la pared detrás de él formaban un espacio compacto, acogedor y familiar. Las lamparas que colgaban del techo eran bombillas dentro de una estructura metálica ceñida a la forma de estas y sostenidas bajo un plato metálico, le recordaban a las de una mina de los tiempos del "far west". La barra alargada en forma de "L" tenia un expositor para tartas vacio, tres grifos de diferentes cervezas internacionales y a tres parroquianos, hombres mayores, perdedores de barrio, historias vivas que se arrastran por una ciudad que en cuestión de minutos se le había vuelto hostil.
- Las palabras no se me quitan de la cabeza, no puedo tío, en serio, no puedo más.
- Hombre, tampoco es para tanto, es decisión suya, lo que otros digan no va a cambiar la manera en la que ven el mundo, no te rayes más, además…
- Además los cojones, es putamente trágico, ¡LE VOY A RAJAR!
- Va, a tope entonces, yo te hago de coartada.
Pasaban coches de vez en cuando por la ventana en la que la lluvia seguía con su redoble de tambores, coches antiguos, contaminantes, coches de un país en crisis que, como la ira, formaban un flujo de suciedad y ruido en su cabeza. No veía nada más, no oía nada más que su corazón bombeando en las sienes, repitiendo una y otra vez las palabras que había oído. Una y otra y otra y otra vez. El móvil sobre la mesa sonó de golpe sacando a los dos de su conversación. Quizá era la respuesta que él esperaba, quizá era alguien capaz de hacerle salir de ese estado homicida en el que se encontraba. Miró esperanzado, buscando una salida, como quien desde el fondo de un pozo mira hacía la luz que le llega desde lo alto y como quién se encuentra en un pozo, si bien el mensaje que acababa de leer le había bajado un poco el calentón, no alcanzaba la salida, entonces supo, en ese momento que lo mejor sería beberse el té cuánto antes y salir de ese bar, de esa ciudad, encerrarse unas horas, desconectado y no pensar en nada, dejar que la ira se diluyese en si misma hasta nuevo aviso.
- Manu me piro, que se me está yendo la olla.
- Va voy contigo que o te pongo correa o aún le pegas un mordisco en la cara a alguien.
- Eres un gilipollas.
- Si pero te quiero hermano.
- Y yo a ti.
- ¿Quieres que la liemos de alguna manera?
- Pues no estaría mal, pero a mi hoy se me puede ir de las manos un poco.
Salieron a la calle, bajo la lluvia, tapados todo lo que podían dentro de sus parcas andando rápido pero disfrutando de mojarse, en esto eran aún como niños pequeños, unas cuantas gotas no les asustaban. Él notaba además como el agua fría en sus manos iba calmando sus nervios, se quitó la capucha y dejó que la lluvia fría golepase su cabeza, notó las gotas arrastrarse por su nuca y su frente y así poco a poco ya no quería matar a nadie, sintió cómo la pelea estaba ganada, no era necesario llegar a las manos, o más allá.
La verdad es que ya casi ni recordaba qué es lo que había pasado, así es la ira, como viene se va, ahora la lluvia y su amigo le acompañaban calle arriba, ninguno de los tres tenía prisa, los coches seguirían durante todo el día llenando la ciudad de suciedad, las historias del barrio seguirían en los bares, o resguardándose en sus casas, los modernos seguirían sorbiendo sus cafés de cafetera italiana especial y por ello más caros, y habría mil oportunidades más para dejar que la ira tomará el control.
Mil imbéciles, mil palabras fuera de lugar, mil momentos raros, mil contratiempos, mil excusas. La ira encuentra un camino siempre. Pero así como viene, también se pasa.
- Tío ya no le quiero ahogar en barro.
- ¿No?, ¡Qué cosas!
- No, ahora sólo quiero hacerle comer su propia mierda.
- Tienes mucho estilo.
- Sí, y soy todo amor.
Siguieron andando, Manu rodeó los hombros de su amigo con un brazo y giraron en la primera esquina.
En Madrid seguiría lloviendo al menos unas horas más. El día no iba a terminar bien, no tan bien como había empezado, pero por suerte no habría que lamentar perdidas humanas, ni materiales. Todo estaba tranquilo.

1.4.13

Volver a ser listo. O la necesidad de acercarse a una noción de inteligencia mínima. / 1 año 32 días


Me habían dicho que la quimioterapia te freía el cerebro por un tiempo, que perdías mucha de la capacidad de concentración, de análisis, que te volvías un poco mas lento en lo que a procesos intelectuales se refiere. No me lo había querido creer, pensaba que era solo una de las consecuencias el hospital, del cansancio y del aislamiento.
Vi cómo me costaba leer algo con sustancia dentro del hospital, como no era capaz de escribir con coherencia hasta que me forcé a ello, aunque  tampoco es que ahora la coherencia me sobre la verdad. No escribo, no medito lo que tecleo, vomito, si más, uno de los efectos secundarios mas comunes de la quimioterapia en este caso en forma de textos. Lo único que toleraba eran series fáciles, películas ligeras, o programas absurdos en la televisión esto y música, mucha música, lo que ha contribuido a la parálisis cerebral a la que me enfrento.
Salí del hospital y pensé que había mejorado algo, que era capaz de sintetizar, de leer, comprender, resumir y escribir algo inteligente, con sustancia, algo útil, a hostias me he dado cuenta que no es así.
Es verdad que tareas mecánicas, repetitivas, aunque conlleven algo de dificultad, como editar video, ya cada vez las hago con más soltura, pero un chimpancé entrenado también puede, y al menos ellos saben disfrutar de las pequeñas cosas.
Nunca me he considerado muy inteligente, pero si que sabia que tenia una buena capacidad de síntesis, siempre he sabido entender las cosas que me rodean, analizarlas, realizar una critica constructiva, escribir sobre ello y razonar lo que digo. Era bueno elaborando discursos, contando historias con contenido, con interés mas allá de "mira qué bien/mal lo paso" o "así es como compro el pan". Eso ahora lo he perdido.
Estoy notando lo mucho que me cuesta leer los libros que necesito para mi Proyecto de final de carrera, como me cuesta entender, mantener la concentración sin perderme en tonterías y tener que volver páginas atrás. No soy capaz de explicarme a mi mismo lo que leo, lo que necesito saber, me siento como un niño de 10 años tratando de comprender química avanzada, qué coño, me siento cómo yo mismo tratando de entender química avanzada cuando lo que estoy leyendo es teoría del cine, tipos de documental o reseñas de películas.
Quiero volver a ser listo, o al menos si no era listo, recuperar mi estado de estupidez controlada. Quiero ser capaz de mirar una obra de arte otra vez y recordar los referentes que conozco, entender lo que veo. Ver películas y recordar el director o saber lo que me están queriendo decir más allá de la superficie, de la contemplación, leer mejores libros, recordar lo que he olvidado.
Me siento intimidado por gente con la que antes disfrutaba hablando y siempre intento tapar huecos con bromas absurdas, conversaciones banales o referentes fáciles y rápidos, me da vergüenza que vean lo lejos que me he quedado. Compañeros de carrera, amigos, gente a la que siempre he respetado y con la que he podido hablar, si no de igual a igual, porque siempre me han enseñado cosas, al menos en un nivel similar, ahora los veo lejos, en un lugar al que no se si podré volver a llegar a tiempo.
El tiempo para el proyecto final se acaba, porque el tiempo no espera aunque tu vayas más lento, y yo no avanzo, y no sé ni como hablarlo con mis tutores, porque no quiero utilizar excusas, porque quiero correr, porque quiero recuperar mi puto ritmo de una vez.
Siempre pensé que lo difícil sería la recuperación muscular, volver a ser fuerte físicamente, pero me estoy dando cuenta de que lo más difícil y lo que más me duele es que la recuperación intelectual está siendo mas lenta de lo que me esperaba.
Me falla la creatividad, la frescura a la hora de tener ideas, me falta la velocidad de respuesta, la comprensión, me falta seguridad, necesito ser capaz de llegar una vez más donde podía llegar antes.
Yo fui un poco listo una vez, os lo prometo. 
Sabia cosas. 
Escribía sobre cosas mas allá de mi ombligo peludo. 
Disfrutaba con las cosas de pensar, esas que te hacen pasarte un rato dando vueltas a un concepto. 
Las cosas de la gente lista.
Yo disfrutaba con cosas.
Cosas de pensar.
Pensaba cosas.
Las cosas.
Cosas.

Pensaba.

Ahora tiendo a rascarme la entrepierna y la barriga, como un monete, tratando de entender como se usa el mando a distancia de casa de mis padres, intentando descubrir la mágica razón por la cual las páginas de los libros pasan sin decirme nada y abrumado por las cosas de las que hablan las gentes con gafas de listo. 
Todo muy desconcertante, muy loco, muy difícil.

No entiendo nada.