19.5.12

En camas propias y ajenas / +88


He vuelto al hospital después de estar en casa de alta unos días, complicaciones menores y tener que prepararme para un injerto de piel que me tienen que hacer, nada grave.
Tengo un poco de EICH, que es cuando la médula donada ataca tu organismo, pero nada fuera de control ni de lo común así que todo bien.

Estas idas y venidas me han hecho pensar, esto y un libro que me ha traído mi hermana y que me ha enganchado "Todas las chicas besan con los ojos cerrados" de Enric Pardo, guionista de la productora El Terrat y profesor de la ESCAC, que me recuerda mucho a mi mismo, o a quien podría haber sido, o a quien soy, o no se porque no estoy muy seguro de quien coño soy ahora mismo.
Las camas, tienen la culpa de esta falta de identidad momentánea (o eso espero). 
Los cambios de camas, de sabanas, de cuarto, pero sobre todo el cambio de la esencia que respiras conscientemente por última vez antes de dormir, esa que puede cambiar por completo la noche, ese momento que bien puede ser mágico, especial, sexual, satisfactorio, terrorífico, frustrante, aterrador o simplemente familiar y propio.
Me vienen a la cabeza camas heladas que se quedan así, otras que se derriten en cuanto entras en ellas, camas improvisadas en pasillos, algunas duras que cuesta ablandar, otras cuyo olor permanece pase quien pase por ella (porque una esencia no suele tapar otra y el Ariel ultra tampoco), camas que se hacen un océano, otras que se hacen montañas, o nieve, que te llevan al norte, que huelen a mar, algunas que huelen a madurez y al mismo tiempo a puro sexo. 
A veces las camas hablan otros idiomas, que nunca es un problema cuando estas en ellas, y en cuyo caso si el idioma no es conocido huelen a victoria épica. 
Algúnas huelen a traición ajena, o propia, olores que no olvidas tampoco y que, siendo sincero, no suelen haber sido nunca desagradables.
En otras lo que hueles es a un amigo sudoroso borracho, olores que no están exentos de amor, aunque el amigo ronque con olor a cerveza, o a noche amistosa de pizza y peli que termina en una cama durmiendo sin mas.
Al final tu cama, si eres un hombre o mujer con una memoria sentimental como la mia, lo que a veces una bendición y otras un carga, huele a ti, porque es la mezcla de esencias lo que en cierto modo te hace un poco quien eres, aunque una de ellas despunte sobre las demás una que huela al mar del norte, salado y frío, o a la playa de Barcelona, o a Amsterdam, o a lo que sea que huela que te haga dormir con una sonrisa, y "esa" sensación.
El problema es cuando las camas en las que duermen no huelen a nada de eso, todo queda reemplazado por desinfectante industrial, enfermedad, encierro, todo esto corta el fluir natural de las esencias. El olor a miedo.
Y cuando vuelves a casa y te das cuenta de que has perdido el rastro es aún peor, y haces lo posible por encontrarlo, buscas tus libretas antiguas, recuerdos, canciones, momentos. Te aíslas en tu cuarto, al menos tu cuerpo esta ahí, buscas y entonces, de pronto, oyes el "click", y lo hueles todo y te das cuenta de que la cama, en realidad eres sólo tú, y las esencias se han metido en tu cabeza, y que por eso no se pueden lavar, que solo se van archivando. 
Yo me lo imagino como un armario de farmacia antigua lleno de botes pequeños que puedes abrir cuantas veces quieras y recordarlo todo.

No soy una persona con demasiada buena memoria para las fechas o las situaciones concretas, pero nunca me olvido de las sensaciones, de los sentimientos que he tenído algúna vez, nunca.
Y soy incapaz de olvidar a las personas por las que he sentido algo, lo que sea, o con las que he tenido algo.
Pero siempre hay un olor que sobresale, siempre, ahora mi cama casi siempre huele a Moloko, a viento frío, a mar. Cuando el desinfectante y el miedo no se cuelan por una rendija.


8.5.12

Benvolgut, media pensión y camas familiares./ +77

Se que no es un buen negocio en esto de los blogs el escribir cada 15 días, que la gente se cansa y deja de leerte, pero bueno, así va el ritmo que llevo, voy lento con estas cosas (porque casi nunca tengo nada nuevo que contar y también porque soy un poco perezoso).
Pero estos días sí hay novedades.
Estoy escuchando más música y empezando a leer otra vez, por fin. Mi cerebro vuelve a funcionar con algo de soltura, quizá porque más o menos ya veo una salida de aquí.
Quien conozca esto un poco sabrá que seguir en el hospital en el día +77 es porque algo pasa, en mi caso es porque me tienen que hacer una pequeña operación sin importancia y estamos a la espera del quirófano, cirujanos, etc.
Lo bueno, mientras espero me están dejando irme a casa a dormir, me voy del hospital sobre las dos o así del medio día y vuelvo al día siguiente por la mañana a hacerme análisis de sangre y ver si puedo seguir con la media pensión. Y no os podéis imaginar lo mucho que ayuda dormir y comer fuera de aquí, es una pasada.
 De todas formas esta medio-libertad tiene un precio.
Me he dado cuenta de lo mucho que la enfermedad me ha separado de lo que era mi vida, de como me ha arrancado de cuajo de todo para situarme en una realidad diferente a la que me voy a tener que acostumbrar poco a poco, la dependencia, la vuelta a casa de mis padres, a una ciudad en la que no vivía desde hace mas de siete años, lejos de todo a lo que llamaba rutina, vida. No es que esto vaya a ser peor, ni mucho menos, va a ser diferente, y costará acostumbrarse, pero al menos la compañia aqui en Madrid de nuevo es buena, los amigos y la familia ayudan y buscaré mil proyectos que hacer, hasta que el señor Doctor, quizá pronto, me deje volver, si es que en ese momento lo sigo necesitando tanto.

Aunque tampoco me puedo quejar de mis sitios para pasear, Alcalá de Henares además de un obispo de mierda, también tiene algunos rincones preciosos.